¿Quién Escribió la Biblia en Verdad?
Como libro, la Biblia es única. Ninguna otra obra escrita ha tenido tan profundo efecto sobre la civilización en general. Sin embargo, ¿Existe alguna forma de probar si es la Palabra inspirada de Dios?
Es el libro mejor vendido y más ampliamente difundido de todos los tiempos. Cada año, solamente, las Sociedades Bíblicas Unidas distribuyeron cerca de 400 millones de Biblias completas o en parte a nivel mundial. Este libro extraordinario ha sido traducido total o parcialmente en más de dos mil lenguajes y dialectos. Podemos concluir que, la Biblia se encuentra disponible en general para la vasta mayoría de la humanidad.
Dicho esto, unas cuantas naciones cristianas están tan interesadas en la Biblia como los Estados Unidos. De acuerdo a la encuesta sobre el «Estado de la Biblia» de la American Bible Society en 2015, el 79 por ciento de los adultos norteamericanos «mencionan la Biblia como el primer libro que les viene a la cabeza cuando piensan en literatura sagrada o libros sagrados». En los Estados Unidos los hogares promedio tienen por lo menos cuatro Biblias, y un 88 por ciento de los hogares tienen por lo menos una. Aun más, un 69 por ciento de los estadounidenses ya sea que firmemente o de alguna manera acuerda que «la Biblia contiene todo lo que una persona necesita saber para vivir una vida con sentido»; el 51 por ciento creé que «la Biblia tiene muy poca influencia en la sociedad norteamericana hoy en día».
No obstante la encuesta también indica que solamente un 14 por ciento de los adultos leen la Biblia diariamente. Mientras que un 55 por ciento profesa que es la palabra inspirada por Dios, y que no tiene errores en sus declaraciones y enseñanzas, solamente un 28 por ciento dice leerla más de una vez por semana.
Otras naciones tienden a poner menos importancia en la Biblia, e inclusive en los Estados Unidos los números en general van en descenso. Aun así, no importa cuál es el nivel de interés que las personas puedan expresar, ninguna persona que viva dentro del mundo cristiano, ya sea en Europa, América Latina o Inglaterra y sus antiguas colonias, pueden escapar de un hecho básico; este singular libro ha moldeado nuestro destino hasta cierto grado y lo continúa haciendo.
NINGÚN OTRO LIBRO COMO ESTE
La Biblia es un libro único. Predice el futuro y enseña que los humanos pueden vivir para siempre. Aconseja a los lectores sobre cómo encontrar la felicidad. Dice que puede explicar por qué los humanos sufren y que puede introducirnos al propósito de la vida. Además declara que un Dios vivo, personal, creo todas las cosas.
Ahora bien, considérele como un proyecto editorial. ¿Cuál editor o editorial supervisaría un proyecto con unos cuarenta colaboradores que representan a más de una docena de ocupaciones —desde reyes, profetas y sacerdotes, un doctor, un granjero, un recaudador de impuestos y un tendero—viviendo en diferentes países durante aproximadamente 1,500 años, trabajando en 3 lenguajes, y con un elenco de más de tres mil individuos? Para añadir una capa más de complejidad, este enorme volumen cubre incontables temas utilizando múltiples géneros literarios, que incluye prosa, poesía, parábola, misterio, biografía, cuento corto, discurso público, correspondencia personal y narrativa histórica.
Como proyecto editorial, ¿cómo pudo integrarse con tal continuidad de mensaje, además de sobrevivir por miles de años?
Otras preguntas son aún más críticas: ¿Está la Biblia libre de errores, es infalible? ¿O son sus enseñanzas imperfectas? Los que dicen que está libre de errores, sostienen que es de inspiración divina, y que Dios es su autor. Aquellos que creen que probablemente contiene algunos errores, es más posible que tengan la convicción de que se trata de una recopilación de esfuerzos humanos, la labor de bien intencionados, aunque quizás individuos confundidos. Puede que respeten la Biblia en que expresa algunas ideas nobles, pero están contentos de dejar las cosas así.
Todos tenemos que tomar una decisión; ¿La palabra de Dios está divinamente inspirada, o simplemente es un libro inventado por un pueblo antiguo para su época y cultura? Tiene que ser lo uno o lo otro. O bien la totalidad de la Biblia es la verdad de Dios, o no lo es; en verdad no hay medias tintas. ¿Cómo puede ser la Palabra de Dios pero a la vez las ideas y opiniones del hombre?
«Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia».
El quid de la cuestión es que, la Biblia no tiene autoridad real si es que los humanos escribieron sus propias ideas, incluso si fueron sinceros y confesaron lealtad a lo que ellos llaman Dios o Jesús. Un gran número de personas admiran los sentimientos que encuentran en los escritos y enseñanzas de sus héroes: Muhammad, Buda, Abraham Lincoln, Confucio, Platón. ¿Alguna diferencia con la Biblia?
De hecho, es muy diferente, ya que el ser que se declara a sí mismo como el Creador Dios acepta la responsabilidad por todo lo que está contenido en ella. La Biblia, si está divinamente inspirada, sale de la mente de Dios. Y si ese es el caso, entonces tenemos que leer este libro con gran humildad, porque estamos estudiando la mente de Dios.
¿FALSO O VERDADERO?
¿Está la Biblia imprimida con el sello de la autoridad de Dios? ¿Un Dios eterno dirigió la escritura, la preservación y la transmisión de su mensaje a la humanidad, y en realidad habló Él a los mortales hombres en el proceso?
Varios pensarán que es absurdo, pensar que de echo Dios inspiró un manual para la vida—un libro de texto que deberíamos estudiar para poder recabar información de cómo vivir—parece raro, por no mencionar innecesario por cualquiera de los que se creen inteligentes y capaces.
Sin embargo Jesús dijo que el hombre debe vivir no solo «de pan, sino de cada palabra que procede de la boca de Dios» (Mateo 4:4). Claramente, aceptando la validez y la autoridad de la Biblia y reconociendo que la palabra de Dios puede ser un gran comienzo de cambio en la vida de la persona, pues una vez que la persona entiende que la Biblia es la palabra de Dios, comienza a dar dirección y guía en como tener una mejor manera de vida. Aunque para llegar a ese punto significa que tenemos que decidir si el contenido del libro es verdadero o no.
Consideremos unos cuantos eventos bíblicos que sucedieron durante la vida de Jesús. Bien sea que Jesús camino sobre el agua o no lo hizo. Si la Biblia es la verdad, entonces sí lo hizo. O Jesús resucitó a Lázaro o no lo hizo. Ya sea que Jesús resucito de la tumba o no lo hizo. Preguntas sobre dichos sucesos no son nuevas. El apóstol Pablo nos dice en 1 Corintios 15:12–19 que incluso en su tiempo la gente decía que no había tal cosa de resucitar de la muerte: «Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres».
Si las enseñanzas de la Biblia no son verdaderas, dijo Pablo, entonces era él un charlatán, un testigo falso; los escritores de las Escrituras eran estafadores y la Biblia no tiene absolutamente ninguna autoridad.
Que tal unos ejemplos del Antiguo Testamento, que por muchos son vistos como mitos de ensueño y fabulas. ¿De verdad el mar se abrió para que los israelitas pudieran cruzar y escapar de la armada de Faraón, o no? Tiene que ser lo uno o lo otro. ¿Se derrumbaron los muros de Jericó, sí o no? Si estos eventos de verdad se llevaron a cabo, solo puedo haber sido por la mano de un Ser sobrenatural que controla todo en el universo.
Los redactores de las Escrituras hebreas dijeron que solamente eran escribas y que comunicaban la verdadera palabra de ese Ser. En correspondencia, la expresión «Vino a mí palabra de Jehová, diciendo...» aparece, en alguna forma, 3,800 veces en la Biblia (véase por ejemplo, Ezequiel 6:1). Si esas palabras son verdad y en verdad fue Dios quien inspiró a los escritores para plasmar lo que hicieron, entonces se requiere que reconsideremos todo lo que pudimos haber pensado del libro; esa declaración se convierte en algo tan significativo que simplemente no podemos desecharla. Si la palabra del creador del universo vino a Ezequiel, eso es convincente. ¿Cómo podríamos usted y yo no querer saber cuál era esa palabra? ¿Y por qué no habríamos de querer responder a ella? Si Dios mismo escribió los Diez Mandamientos, entonces están sellados con la potestad más grande en el universo, y deberíamos reconocer su importancia. Eso es parte de aceptor la inspiración divina y autoridad de la Escritura.
¿Así que Dios interactuó con Adán y Eva, Caín y Noé? ¿Abraham y Sara? Mucha gente es feliz de sus vidas sin saber la respuesta, mientras que las mentes académicas se burlan de la idea de que realmente ocurrieron los eventos registrados en Génesis. No hay duda de que este es el camino más fácil de tomar.
El hecho de que la Biblia afirma tener reclamos sobrenaturales, se encuentra bajo escrutinio. ¿Cómo podemos nosotros, simples mortales y seres humanos naturales, evaluar dichas aseveraciones? Nosotros no vimos el Mar Rojo dividirse, ni la mano enferma de un hombre ser sanada milagrosamente. No hemos hablado con Dios frente a frente, ni testigos de Jesús levantándose de la muerte. ¿Por qué deberíamos aceptar los numerosos milagros grabados en la Biblia como hechos reales, solo porque alguien dijo, «La palabra del Señor vino a mí...»?
Para decirlo en pocas palabras, ¿cómo podemos saber si la Biblia es la Palabra inspirada de Dios?
CÓMO COMPROBAR LA BIBLIA
Jesús dijo, «Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta» (Juan 7:16–17).
La fórmula bíblica para probar la verdad de la Biblia es simplemente hacer lo que Dios manda. Equivale a poner a prueba a Dios. Por la muestra se conoce el paño.
Pablo, el apóstol, escribió sobre un grupo de personas en la ciudad de Berea quienes fueron motivados este clase de acción: «Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así» (Hechos 17:11). Escucharon a Pablo enseñar cosas que eran nuevas para ellos, así que indagaban las Escrituras para saber si eran verdad. Requería de cierto esfuerzo y diligencia de su parte.
Otro ejemplo de poner a Dios y su Palabra a prueba se encuentra en Malaquías 3:10: «Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde».
«Traigan su diezmo al tesoro del templo, y así habrá alimentos en mi casa. Pónganme a prueba en eso, a ver si no les abro las ventanas del cielo para vaciar sobre ustedes la más rica bendición».
Estos versículos hacen eco a lo que Cristo dijo arriba en Juan 7:17. Dios está abierto a ser examinado, a ser puesto a prueba, además Él nos invita a hacer eso. En Malaquías dice, «Probadme ahora en esto»—y uno puede tratar solamente, o probar, Dios y la validez de la Biblia poniéndolo a prueba, viviéndolo. No existe otra alternativa.
¿Quién escribió realmente la Biblia? Usted y yo no podemos por medio de recursos humanos únicamente, probar la valides de la Biblia, o el hecho de que Dios sea el autor real. No podemos probarlo excepto probando sus No podemos demostrarlo, excepto por las pruebas de sus afirmaciones, y lo podemos hacer al obedecer los mandamientos de Dios, que se encuentran en sus páginas. «Examinadlo todo», escribió el apóstol Pablo; «retened lo bueno» (1 Tesalonicenses 5:21).
O la Biblia está divinamente inspirada por Dios y por lo tanto confiable, o son sólo los escritos de un número de hombres que pudieron haber sido bien intencionado mas sin embargo estaban equivocados. ¿Cuál es entonces?
Una vez más, Pablo ofrece una pista: «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros» (Filipenses 4:8–9).
Cuando las personas deciden poner los reclamos espirituales, sobrenaturales de la Biblia a prueba obedeciendo sus instrucciones, se ponen en una posición para descubrir que la Biblia es realmente la Palabra de Dios. Es una de las mejores cosas que podrían sucederle a una persona. Abrirá nuevas oportunidades para la comprensión y el crecimiento nunca visto antes.