Y las repetirás…
La Biblia tiene mucho que decir sobre la responsabilidad de los padres de fomentar el bienestar de sus hijos. El Salmo 103:13 compara la compasión de Dios hacia los seres humanos a la compasión profunda y natural que los padres deberían tener por sus hijos.
Esta compasión debe motivar a los padres (y madres) a involucrarse directamente en transmitir principios de vida a sus hijos. ¿Cómo? «Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes» (Deuteronomio 6:7).
Pero aunque haya un poco de responsabilidad en los mismos niños para escuchar «la corrección de un padre y [disponerse] a adquirir inteligencia» (Proverbios 4:1, NVI), es claro que tendrán dificultades para seguir la instrucción de sus padres si ellos no les hablan.
Desafortunadamente, es muy frecuente que los padres no estén tan involucrados en la interacción diaria con sus hijos como las madres, y aunque sí lo estén, quizá supongan que sus hijos varones necesitan más su atención que sus hijas. Los padres pueden dejar que sean las madres quienes inculquen valores a sus hijas en la creencia equivocada de que las diferencias de género los hacen incapaces de ser consejeros útiles.
Sin embargo, tanto las hijas como los hijos necesitan saber qué comportamientos son los que valora su padre, así como necesitan saber cuáles valora su madre. Lo ideal sería que los padres hablaran entre ellos acerca de sus valores, infundiéndose la confianza de que se brindarán apoyo mutuo al transmitirlos a sus hijos.
El libro de Proverbios puede ser de gran ayuda para los padres al expresar los valores que esperan transmitir. La primera parte del libro explica que fue escrito con el propósito de «adquirir sabiduría y disciplina; para discernir palabras de inteligencia; para recibir la corrección que dan la prudencia, la rectitud, la justicia y la equidad; para infundir sagacidad en los inexpertos, conocimiento y discreción en los jóvenes» (Proverbios 1:2–4, NVI).
La palabra disciplina a veces puede causar molestia, pero gran parte de la sabiduría de la Biblia se pierde con frecuencia en la traducción. El hebreo original usado en muchos de los Proverbios no necesariamente se refiere al castigo físico; por el contrario, puede referirse a la enseñanza, formación o advertencia.
Cuando vemos esta palabra en términos de enseñar a los niños comportamientos que fomenten el bienestar y les advierta de aquellas conductas que pueden tener consecuencias negativas a largo plazo, entonces es claro cuán valiosa herramienta es el libro de Proverbios para la crianza de los hijos. Como todo padre sabe, una advertencia a tiempo puede literalmente salvar la vida de un hijo.
Quizá la traducción de la Nueva Versión Internacional de Proverbios 19:18 exprese mejor esta idea: «Corrige [disciplina, instruye, enseña] a tu hijo mientras aún hay esperanza; no te hagas cómplice de su muerte».