Orígenes: Un Cristiano Platónico
¿Es la muerte el fin de la vida, o podría ser que el cuerpo físico es el único que muere mientras que la esencia real sigue viviendo como alma o espíritu? Si es lo último, ¿exactamente que estará haciendo la humanidad por el resto de la eternidad? Dichas preguntas ocupaban los pensamientos y estimulaban la imaginación de Orígenes, se piensa que fue el más talentoso de los padres de la iglesia anterior a Nicea.
Orígenes nació en al año 185 y creció en Alejandría, Egipto. Era un tiempo caótico en el pagano imperio romano, afectado con hambrunas, guerras y enfermedades. Dichos días eran vistos por los romanos como un reflejo del enojo de los dioses, resultando en la persecución por el estado de cualquier grupo que no adorara esos dioses paganos. Alejandría, contaba con una considerable población judía, en ocasiones políticamente activa, que sufría a consecuencia.
La familia de Orígenes aunque cristiana también padeció persecución directamente. El segundo siglo del cristianismo dentro del cual nació Orígenes era muy diferente al de la era apostólica del siglo I. Los apóstoles consideraban las Escrituras Hebreas la base de la verdad espiritual. Consideraban sus propios escritos, agregados a aquellas Escrituras, como una extensión e interpretación de lo ya existente. Aunque el combinado grupo de Escrituras fue redactado durante un periodo de más 1,000 años, esta común manera de pensar lo reforzaba todo.
Orígenes trató de reinterpretar el cristianismo en término de la filosofía griega.
Sin embargo, a los finales del siglo II, el cristianismo fue más allá de sus orígenes principalmente judíos y su composición se transformó en multiétnica. Nuevos convertidos procedían de una amplia diversidad de antecedentes religiosos. Algunos trataron de desligar el cristianismo de su herencia judía, mientras que otros, incluyendo a Orígenes, buscaron reinterpretar las enseñanzas de Cristo y los apóstoles en términos de la filosofía griega.
De acuerdo con esto, Orígenes buscó respuestas a preguntas más profundas de temas como vida después de la muerte, no dentro de la Biblia sino en el platonismo. Pudo ejercer una inmensurable influencia en el desarrollo de la teología católico romana (y protestante) y es ampliamente apreciado como el académico de su época.
Michael Collins y Matthew Price, en Historia del Cristianismo, explican como Orígenes llegó a su perspectiva platónica. Señalan que, en tanto que Alejandría era «el sitio de la biblioteca más famosa del mundo antiguo—contenía más de medio millón de volúmenes», y mientras que la ciudad «había sido un centro intelectual por siglos», el cristianismo de finales del siglo II en Alejandría «aun estaba a la defensiva en contra de filosofías y religiones paganas».
Los autores notaron que esto comenzó a cambiar alrededor del año 190 con el padre de la iglesia conocido como Clemente de Alejandría (ca.150–215): «Se sentía más en casa dentro del mundo de la filosofía griega que ningún otro maestro cristiano antes que él y continuó la obra que los apologistas [tales como Justino Mártir, Taciano y Aténagoras] habían comenzado, trascendiendo más allá de sí mismos para crear una entera filosofía cristiana profunda y sutil que los paganos tenían que respetar».
En este ambiente, el joven Orígenes aprendió su cristianismo y, siguiendo el ejemplo de Clemente, comenzó su educación como seguidor de Platón. Bajo el cuidado del mismo maestro que enseño a Plotino (quien subsecuentemente estableció las bases del Neoplatonismo), Orígenes sobresalió como alumno. Su gran celo religioso, aunado con una capacidad intelectual extraordinaria, de acuerdo a los estimados de Jerónimo se cree que escribió cerca de 2000 obras—un prodigioso logro desde cualquier punto de vista. De importancia son sus Exaplos, transcripción de seis columnas cotejando traducciones del antiguo testamento y varias traducciones griegas. Sin embargo Collins y Price comentan que «en la mayoría de [Orígenes] de la enorme cantidad de sermones y comentarios sobre la Escritura, muestra su profundo aprendizaje del platonismo y otras filosofías».
Orígenes es recordado más que por su reinterpretación de las Escrituras a la luz de la filosofía griega. También fue considerado como un individuo excéntrico y un tanto desequilibrado. De hecho, en lenguaje moderno, hoy se le consideraría como un fanático religioso. Cuando joven, de acuerdo a Eusebio el historiador de la iglesia del IV siglo, exhortaba a su padre a ir en pos del martirio. Eusebio registra que Orígenes estaba lleno de un «deseo ardiente por el martirio» a tal grado que su madre le escondió todas sus ropas para forzarlo a quedarse en casa.
Otras acciones en su vida mostraron las extremas aproximaciones que tomó hacia la religión. Como joven talentoso, Orígenes fue llamado a restablecer la antigua escuela de Clemente, enseñando las Escrituras a los paganos interesados preparándoles para el bautizo. Orígenes consideraba la presencia de estudiantes femeninas dentro de su escuela una potencial fuente de tentación sexual. Su solución fue castrarse así mismo. Más tarde, en su comentario sobre el libro de Mateo, reconoce haber actuado desatinadamente al asumir lo que Eusebio llama una interpretación «absurdamente literal» de las palabras de Cristo sobre algunos «que así mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos».
Quizás esta drástica acción originó otro de los permanentes legados de Orígenes. Alejandría llegó a ser conocida por una forma de interpretación bíblica que buscaba evitar el entendimiento literal de las Escrituras a favor de una alegórica. Aunque esta forma de interpretación antecede a Orígenes, debe acreditársele el establecerla firmemente para futuro uso de los padres de la iglesia.
Con su fama diseminada, Orígenes viajó extensamente a través del mundo romano incluyendo las cortes imperiales, como defensor de la ortodoxia religiosa de su tiempo. Se probó a sí mismo un dotado retórico en asuntos relacionados a su concepto de la naturaleza de Dios y Cristo.
En una visita a Cesarea, en Palestina, fue ordenado por el obispo de la ciudad, con mucho descontento por parte del obispo de Alejandría, el cual creía que la auto mutilación de Orígenes lo había descalificado para la ordenación. Fue expulsado de Alejandría, y Cesarea se convirtió en el centro de su vida posterior y escritos.
En el año 251, durante la persecución iniciada por el emperador romano Decio, Orígenes fue encarcelado, torturado y sentenciado a muerte. La Propia muerte de Decio mas tarde en ese año previno el cumplimiento de la sentencia, sin embargo, Orígenes murió tres años más tarde.
Aunque uno podría muy bien admirar el celo religioso de Orígenes y su prolífera producción como escritor, su error fundamental al atentar mezclar la verdad de la Biblia con filosofía griega ha producido siglos de confusión en cuanto a las preguntas que trataba de responder.