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(PARTE 1)
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En este segundo artículo de nuestro estudio del Génesis exploraremos el primer viaje de la humanidad del idílico entorno en el Jardín del Edén a través de dos milenios hasta la vida urbanizada en la ciudad de Babilonia.
El libro del Génesis puede dividirse en dos secciones: del capitulo 1 hasta el 11:9, y del 11:10 hasta el capitulo 50—todo estructurado alrededor del hebreo toledoth, que significa «generaciones» o «historia». La palabra aparece en el encabezado de 11 recuentos distintos dentro del libro. El primero comienza, «Estos son los orígenes [toledoth] de los cielos y de la tierra cuando fueron creados» (Génesis 2:4). Otra manera de decirlo seria «Esto es lo que les paso a los cielos y a la tierra después de que fueron creados». Lo que sigue después es la historia de los resultados de los cielos y la tierra seguidos por los resultados de los individuos de acuerdo a como se van registrando sus generaciones.
LOS PRIMEROS RESULTADOS
En el caso de la creación de los cielos y la tierra, lo que sucedió se explica a través del capitulo 4:26, cuando el siguiente indicador toledoth aparece, el cual incluye una mirada retrospectiva en la intervención del caos registrado en el capítulo 1:2 (véase Parte Uno, «El Libro de los Orígenes») y la conocida historia de los seis días de la creación, incluyendo la llegada de la humanidad (capitulo 1:3–31). Los acontecimientos siguientes son la entrada del mal y del pecado en el mundo renovado, la expulsión de Adán y Eva del Edén, y la violenta historia de su hijo Caín y sus descendientes. En otras palabras, la creación original sufrió desolación debido a la rebelión de Satanás, fue renovada por los hechos creadores de Dios en seis días, y fue encaminada en un nuevo curso dirigido por seres humanos con la capacidad de libre albedrío. Su decisión de dejar de depender de Dios para depender de si mismos fue facilitada con la apelación de Satanás. Una vez que escucharon la voz del engañador y actuaron, se embarcaron en una trayectoria descendente hacia el caos una vez más. Los capítulos 2 y 3 explican con detalle cómo sucedió esto.
Primero, exploremos como y por que Dios creo a los primeros seres humanos. Es importante saberlo, y el Génesis es un libro de orígenes que nos proporciona un conocimiento que de alguna otra manera no pudiéramos adquirir. Nos enseña que la raza humana no es un accidente cósmico. Es crucial que atendamos a la revelación del libro si es que vamos a vivir en este mundo con entendimiento de nuestro propósito y destino.
Como vimos la última vez, Dios creó a los primeros seres humanos como únicos de entre todos los seres vivientes. El capitulo 2 pasa rápidamente al sexto día, contando nuevamente en gran detalle la creación del hombre y la mujer. Cuando Dios creo los seres humanos, estos fueron definidos en términos de relaciones. No era bueno que el hombre estuviera solo. El punto de vista de Dios era que este necesitaba alguien semejante y que le complementara. Así entonces los primeros humanos fueron hechos hombre y mujer, y un todo como pareja: «Y creo Dios al hombre [a la humanidad] a su imagen, a imagen de Dios lo creo; varón y hembra los creo» (Génesis 1:27). Su singularidad de entre los demás seres vivientes estaba en haber sido hechos «en la imagen de Dios». También habrían de tener una relación correcta con su Creador, prestando atención a Sus palabras y enseñanzas, especialmente en cuanto como habrían de adquirir conocimiento.
El detallado recuento de la creación de la humanidad hombre y mujer muestra que el hombre fue hecho de los elementos de la tierra (en Hebreo, adamah, «suelo, tierra»). La mujer fue creada en segundo lugar, siendo formada de una parte del hombre: «Esta será llamada varona [Ishah] porque del varón fue tomada [Ish]» (Génesis 2:23). Una vez mas su relación cercana y dependiente es enfatizada. Somos varón y hembra además de físicos y espirituales en composición. La parte física nos viene del polvo de la tierra («Entonces el Eterno Dios formo al hombre del polvo de la tierra, … »); el espíritu inmaterial proviene de Dios («… y soplo en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente [nephesh]» [Génesis 2:7]). Al morir lo físico retorna a la tierra: «Pues polvo eres, y al polvo volverás» (Génesis 3:19; véase también Eclesiastés 12:7a); en cuanto a la parte inánime, «y el espíritu vuelve a Dios que lo dio» (Eclesiastés 12:7b) en espera de la resurrección.
Estos primeros humanos se multiplicarían sobre la tierra y la «sojuzgarían». Más aún, debían «señorear… sobre toda cosa viviente que se mueve sobre la tierra» (Génesis 1:28). Las palabras hebreas que se utilizan aquí significan traer bajo control (kabash) y gobernar sobre (radah). Por así decirlo, el propósito para la humanidad era de llegar a dirigir todo lo que Dios había creado. Estas palabras hebreas han sido utilizadas para justificar toda clase de abuso al medio ambiente, no obstante, se enseña en otra parte de la Biblia que no se permite el pillaje de la Creación.
Un aspecto central del capitulo 2 es la instrucción de Dios de comer de los árboles del jardín, incluyendo del árbol de la vida (versículo 9), con la excepción de uno en particular: «Y mandó el Eterno Dios al hombre, diciendo: “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”» (versículos 16, 17). Como es bien sabido, comer del fruto de este árbol le trajo muchas dificultades a la raza humana. Probablemente no fue una manzana, como usualmente se lo representa, esta fruta no identificada es un símbolo de la búsqueda humana del conocimiento sin la participación de Dios. Esto se hace evidente en el siguiente capítulo cuando Eva y luego Adán, primero eligen hacer caso omiso de las instrucciones de Dios acerca de lo que ingirieran ―es decir, de cómo encontrar los caminos correctos en la vida.
LA ENTRADA DEL MAL
Existente anterior a la creación de la humanidad se encontraba el archienemigo de Dios, Satanás. Había estado presente en la tierra como su buen guardián Heylel (Estrella de la Mañana) antes de rebelarse contra Dios y la consiguiente reducción en caos. Una vez que Adán y Eva fueron creados, Satanás se puso a subvertir el plan de Dios para ellos. Llegó al jardín y le habló a Eva, poniendo en duda las palabras de Dios sobre los peligros de comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Su método consistía en engañar mediante la presentación del árbol prohibido como bueno para comer, apelando a la vista y de una fuente de sabiduría como si fuera divina (Génesis 3:6). Una vez que Eva contempló su argumento, esta tomó del fruto y lo comió, rechazando la advertencia de Dios la cual daría lugar a la eventual muerte. Ella entonces dio un poco de la fruta a su marido, y él la tomó toda sabiendo muy bien que estaba desobedeciendo a Dios.
Esta manera equivocada de adquirir conocimiento del bien y el mal fue el problema que estos pusieron en marcha para la raza humana. En lugar de confiar en la guía de Dios y su dirección para descubrir el conocimiento correcto por medio de su revelación y enseñanza, se lanzaron en la búsqueda del conocimiento a través de los sentidos y la mente humana. Se tomaron para sí mismos la elaboración de conocimiento, carente de la influencia de Dios. Lo que hicieron fue darse el derecho de determinar lo que era correcto y lo incorrecto en lugar de aceptar la definición de Dios. Esto ha conducido a la humanidad por el camino equivocado desde entonces. Sólo cuando entremos en acuerdo con la norma del Creador del bien y el mal vamos a tener éxito.
El resultado inmediato de la decisión tomada por Adán y Eva, fue ser corridos del jardín para vivir una vida de dificultades con acceso vedado al árbol de la vida: «Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida» (Versículo 24).
La historia de Adán y Eva de aquí en adelante demuestra la insensatez de dejar a Dios fuera de participación.
LOS PRIMEROS DE LA CIVILIZACIÓN
Uno de los resultados que mas ha durado por desobedecer a Dios, es la proclividad de la humanidad de resolver los conflictos por medio de la violencia. En el caso del primer asesinato, fuel el hijo de Adán y Eva, Caín, un joven que mostró gran antagonismo hacia Abel, su hermano. Abel Tenia una relación correcta con Dios y esto incitó a Caín a la violencia. El apóstol Juan escribe, «¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas» (1 Juan 3:12). Cuando los hermanos vinieron a ofrendar a Dios, la de Abel fue aceptada y la de Caín no. Enfadado por el favor de Dios a su hermano, Caín no podía ni quería frenar su sentido de inferioridad y su actitud equivocada cedió al impulso de arremeter y matar a su hermano. No era que no supiera el camino correcto. Dios ya se lo había dicho, «Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él» (Génesis 4:7).
«Parece como si [Caín] no pudiera esperar en destruir a su hermano—la solución natural del hombre a sus propios fracasos».
El resultado para Caín fue el destierro a la vida de «fugitivo y vagabundo». Dijo que la decisión que le separó de Dios era mucho mas de lo que pudiera soportar (versículos 13–14). La consecuencia para los descendientes inmediatos de Caín fue la construcción de Enoc, la primera ciudad mencionada en la Biblia, nombrada después del hijo de Caín. La vida de ciudad, alejándose de la presencia de Dios en el Edén, y tratando de resolver la sentencia de la deambulación, pudo haber sido la respuesta de Caín al rechazo de Dios.
Otro resultado fue la perpetuación del asesinato como medio para resolver problemas: El descendiente de Caín, Lamec (el primer polígamo) se jactó diciendo, «Que un varón Mataré por mi herida, y un Joven por mi golpe» (versículo 23), y pareció tener miedo ninguno a cambio (versículo 24).
Otros de los primeros entre la descendencia de Caín introductores de la cría de ganado, la música y el trabajo de metales (versículos 20-22). Es posible que debido a estos aspectos de la civilización procedentes de la línea de Caín fueron corrompidos en lugar de bien intencionados. Uno de los escritores del Nuevo Testamento, Judas, escribe acerca de «los hombres impíos» que siguen «el camino de Caín» (Judas 4, 11). El historiador judío del primer siglo Josefo anota que, «Caín no sólo era muy malvado en otros respectos, sino que sus intenciones eran totalmente el de obtener, y por primera vez se las ingenió para arar la tierra». Comenta que la ofrenda de Caín a Dios no fue aceptada porque era «la invención de un hombre avaro, y obtenida forzando la tierra» (Antigüedades de los Judíos 1.2.1). No sería inconsistente que los descendientes inmediatos de Caín se involucraran en el mal uso de las innovaciones culturales. Y si lo hicieron, los aspectos de ellos muy probablemente han llegado hasta nosotros hoy en día. Estudioso del Antiguo Testamento, Derek Kidner, escribe en su comentario sobre el Génesis, «La familia de Caín era un microcosmos: su patrón de destreza técnica y el fracaso moral es el mismo de la humanidad». Por supuesto, la ganadería, la música y la metalurgia no son problemáticos en sí mismos. Después de todo, hay muchos ejemplos de su uso por parte de la gente de Dios para su servicio.
«[La línea de Caín proporciona] el ejemplo de un pueblo altamente cultivado en donde las personas generalmente son irreligiosas e impías, junto con el progreso que puedan tener dentro de las artes y el embellecimiento de la vida».
LAS PRÓXIMAS GENERACIONES
Adán y Eva tuvieron un tercer hijo, Set, del cual surgió buen linaje. Eva consideró a Set un regalo de Dios al sustituir al asesinado Abel (Génesis 4:25). En los días del hijo de Set, Enós, algunas personas comenzaron a volverse hacia Dios (versículo 26), tal vez indicando su influencia positiva.
Esta breve introducción a la línea de Set establece el escenario para enlistarse en «el libro» de la genealogía o toledoth de Adán que continúa a través de Set. Al parecer un registro escrito de alguna forma, tal vez en una tableta de arcilla, existía de los descendientes de Adán. Esta línea incluye ―en contraste con el linaje de Caín, la séptima generación de Enós, un hombre que «caminó con Dios» (Génesis 5:22, 24), y Noé, constructor del Arca, «varón justo, perfecto en sus generaciones [un hombre íntegro entre sus contemporáneos]» (Génesis 6:9) y «predicador de justicia» (2 Pedro 2:5).
La cuesta abajo de la humanidad, puesta en marcha por la desobediencia de Adán y Eva y el rechazo de Caín hacia Dios comenzó a venir en un punto en los tiempos de Noé. Fue entonces cuando Dios lamentó haber hecho a la humanidad (Génesis 6:7). Le dijo a Noé: «He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra» (versículo 13). Esto fue porque el mal se había convertido en una práctica habitual: «Y vio el Eterno que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal» (versículo 5).
«Las épicas de Gilgamesh y Atar-hasis del antiguo Cercano Oriente nos cuentan también sobre un diluvio enviado para castigar a los seres humanos».
Y fue así que la tierra fue sujeta a destrucción con agua. Se atestigua de un gran diluvio en la historia de muchos pueblos.
El Gran Diluvio
El conocimiento de una inundación catastrófica que se sabe está preservado en las historias antiguas de 68 pueblos, de acuerdo con el Anchor Yale Bible Dictionary.
De Mesopotamia en el Poema de Gilgamesh nos cuenta sobre un héroe, Uta-na-pistim, a quien se le informa de la venida de una catástrofe y se le manda construir una arca para que se salve él y su familia además de «la simiente de toda criatura viviente». No debe advertirle a sus semejantes sino al contrario, engañarlos sobre la muerte inminente. El diluvio dura 7 días, el arca es puesta en tierra sobre una montaña, desde donde una paloma, una golondrina y un cuervo son liberados. Cuando Uta-na-pistim abandona el arca, ofrece un sacrificio a los dioses.
Aunque algunos de los aspectos de la historia suenan muy familiares a cualquier lector del recuento bíblico sobre el Diluvio, existen mas diferencias que similitudes. Considerablemente, la bondad y misericordia de Dios en renovar la vida humana se encuentra ausente de las leyendas mesopotámicas. En conformidad, el Anchor Bible Dictionary nos informa, «pretensiones de dependencia directa [del relato bíblico sobre el Poema] se han abandonado en gran medida». Es más probable que corrupciones de la narración bíblica surgieron en las sociedades después del diluvio.
De acuerdo al recuento del Génesis (vea en Génesis 6:1–9:19), Dios ordenó a Noé construir una arca de 137m x 23m x 14m (450' x 75' x 45') para preservar vida humana y animal. Se trazo una distinción entre los siete pares de aves y animales puros y del par de impuros a preservarse. Solamente Noé y su familia inmediata de siete personas (su esposa y sus tres hijos con las esposas) además de la vida no humana que protegieron sobrevivió el Diluvio. Para cuando las aguas retrocedieron lo suficiente y pudieran abandonar el Arca, había pasado más de un año. Una de las primeras acciones de Noé, una vez fuera del arca, fue construir un altar en acción de gracias y hacer una ofrenda con cada especie de aves limpias y animales. Entonces Dios prometió que nunca destruiría toda vida nuevamente como lo había hecho con el diluvio, diciendo que el arco iris siempre le recordaría su compromiso. La repoblación de la tierra procedió a partir de los tres hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet. De acuerdo con este relato, la humanidad de hoy desciende de estas tres ramas principales y sus ramificaciones.
Las naciones que surgieron de este nuevo comienzo están registradas en Génesis 10. No existe otro registro de este tipo en la historia antigua. Este es el toledoth de los Hijos de Noé una tabla de las naciones que registran el inicio de 70 regiones antiguas y sociedades, incluyendo Creta, Rodas, Chipre, Libia, Egipto, Etiopía, Arabia, Asiria y Babilonia.
«Babel tenía preeminencia en ‘Babilonia’ desde el desplasamiento de los elamitas por Hammurabi (aC 2100) y desde entonces fue considerada por todo el Cercano Oriente como una ciudad de primera clase mundial».
De esta sección, hasta el capítulo 11:09, se incluye información específica sobre el desarrollo de la vida de la ciudad de Babilonia. Se nos invita a observar que uno de los nietos de Cam, Nimrod (posiblemente del hebreo marad, «rebelde» o «desobediente»), se convirtió en un héroe legendario del cual se dijo proverbialmente, «como Nimrod, vigoroso cazador en desafío a Dios». Su reino incluía Babel (Babilonia) y en otras ciudades de Babilonia (ver Génesis 10:8-10). En acuerdo con el tema orígenes, del Génesis, el capítulo también menciona que esta cultura urbana orientada a alrededor de Nimrod y Babilonia, había dado lugar a otras, por ejemplo, la gran ciudad asiria de Nínive (versículo 11). Este desarrollo violento y desafiante, poco después de la inundación daría lugar a la prepotencia en la construcción de la Torre de Babel, que es donde vamos a comenzar la próxima vez.
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