Jesús explicó que vivir la forma de vida que enseñó estaba llena de obstáculos. Advirtió a los que lo siguieron que sin importar cuán duro fuera el curso, la única opción era terminar el viaje.
La ceguera se presenta de diferentes formas. Esta puede ser física o espiritual. Jesús demuestra la naturaleza amorosa de su liderazgo al sanar a un hombre ciego, comisiona a 70 más que lo ayuden a proclamar el Evangelio y les enseña a sus discípulos a orar.
Ya sea que estuviera instruyendo a sus discípulos o enfrentándose a sus enemigos, Jesús transmitía las cualidades esenciales del comportamiento piadoso.
A medida que la popularidad de Jesús crecía, las multitudes clamaban por verlo o tocarlo. Lo buscaban para satisfacer sus necesidades físicas, sin embargo, él quería darles mucho más.
Mientras viajaba por el campo realizando milagros y sanando a los enfermos, Jesucristo enseñó la importancia de ser conocido por sus actos y acciones cotidianas.
Al centro de uno de los oratorios más famosos de todos los tiempos se encuentran valores y principios duraderos que nos pueden sacar del laberinto actual de la confusión moral.